Tocar el aire
Francisco Márquez Razo
¡Que
delicia!
Saborear
el viento
cuando
cruza
violento
entre
mis dedos,
alucino;
un
mar de viento,
un
desierto de viento,
un
cielo de viento,
tal
vez
el
abismo
sea
también
un
volcán de viento,
me
emociona
verlo
furioso
intentando
penetrarnos
forzándonos
a
cerrar los ojos
para
conocerlo
tocarlo
con la mente,
que
es aire la palabra,
el
viento
es
el alma del verbo,
golpea
nuestro rostro
corta
la respiración
entra
por las orejas
llora
por nosotros,
nada
más cálido
que
el viento
cuando
nos abraza
en
silencio
no
hacen falta palabras,
anhelante
aire
buscando
sanar
el
corazón del hombre,
solo
diluidos en aire
podremos
escuchar
la
melódica alma
del
viento,
nos
enamora el viento
hablamos
solo de él,
solo
en él pensamos,
felices
sentenciados
a
cadena perpetua,
condenados
a ser parte
del
viento, a vivir,
el
viento
es
el electrocardiograma
que
nos libera
de
la cárcel rutinaria
dónde
nos ocultamos
presos
de la ingratitud
por
olvidar
que
el aire moldeó el paraíso,
es
el vital aliento;
padre,
madre, hijo,
el
viento
senda
y camino
el
regreso,
nosotros
los rieles
cuando
lo comprendamos
entonces:
¡Seremos
nubes!
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